Buscar una bombilla LED con características equivalentes a las antiguas
bombillas de incandescencia, bajo consumo o un tubo LED equivalente a los
fluorescentes convencionales. Es una tarea complicada para aquellos que
queremos ahorrar en la factura de la luz y no perder en iluminación.
Para ello hay que tener en cuenta
principalmente 4 características: los
lúmenes, los vatios, el color de la luz
(Kelvin) y ángulo de apertura. Todos ellos relacionados directamente entre sí.
El color de la luz,
expresado en grados Kelvin puede provocar sensaciones distintas y quizás también
influir en la cantidad de luz final además del color.
El ángulo de apertura es el ángulo con el que las lámparas proyectan
la luz, se pueden encontrar sin problemas ángulos desde los 30 hasta los 120
grados. A mayor apertura más grande será la zona iluminada por la bombilla,
pero también su potencia será menor y viceversa.
Los lúmenes (Lm) indican la potencia lumínica de la lámpara, está
relacionada directamente con los grados de apertura y con el consumo en vatios
de la lámpara.
Los vatios (w) indican simplemente la potencia de la bombilla, es
decir su consumo, se tiende a pensar que es directamente proporcional a los
lúmenes que ofrece la lámpara, pero como hemos explicado anteriormente esta
relación puede variar en función de los grados de apertura que tome
la bombilla y el fabricante, así pues, se pueden encontrar en el mercado
relaciones lúmenes/vatio desde los
30Lm/w hasta los 120Lm/w.
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